En los últimos años vimos cómo muchas empresas optaban por externalizar procesos persiguiendo una serie de fines bien definidos:
- Reducir costes, ya que acudían a empresas expertas que optimizaban sus costes.
- Aumentar la flexibilidad de la empresa (sólo pagaban por trabajo realizado, deshaciéndose de los costes fijos de personal).
- Mejorar la calidad de los productos.
Hace un par de años observé cómo esas mismas empresas empezaban a absorver dichas operaciones con trabajadores propios. Está claro que no era porque querían aumentar costes o reducir la flexibilidad, sino con un único objetivo claro: era más barato retomar esos trabajos y dárselos a personal interno con contratos laborales costosos de rescindir que seguir pagando el precio por pieza, despedir a dichos trabajadores o tenerlos contratados sin mucho que hacer.
Esta situación implica analizar muchas variables, por lo que no se puede dar una respuesta categórica aplicable a todos. Veamos algunos aspectos a tener en cuenta para animaros a recapacitar y ver qué opciones dais:
- Perspectiva de la empresa a corto plazo (1-3 años), medio plazo (4-6 años) y largo plazo (más de seis años). Dependiendo de la situación y la estrategia de la empresa, la absorción de operaciones (insourcing) puede ser una solución para evitar despidos, malestar de los tabajadores y costes. En este punto entra otro aspecto fundamental:
- Importancia de la calidad en dichas operaciones. Si el proceso de absorción puede suponer una reducción de la calidad, cómo ésta puede incidir en la viabilidad de la empresa, etc.
- Comparativa del coste total de la pieza con respecto al coste total de la pieza producida internamente. Dentro de éste último cabría incluir la amortización de la rescisión de contratos. El posible aumento del coste (gastos de no calidad incluidos) puede hacernos pensar si merece la pena absorver la tarea, ya que puede tener un claro impacto en la viabilidad de la empresa.
Llegado a este punto, debo aclarar un aspecto ético personal: he utilizado eufemismos (rescisión de contratos, etc.) para eliminar toda carga sentimental de este artículo. El comprador, como cualquier vecino, tiene corazón y sabe que detrás de esos números hay dramas personales. Mi primer trabajo fue como intérprete en una convención sindical de una multinacional. En ella, el representante sindical de Finlandia comentaba como buen dato que habría una reducción de puestos de trabajo de un 15%. Cuando, más tarde, le comenté cómo veía eso desde el punto de vista humano, me dijo que pensaba que había garantizado el trabajo a un 85% de sus trabajadores. Cuando hagamos estos cálculos, debemos esforzarnos en pensar que estamos intentando garantizar el trabajo de la mayoría porque, de lo contrario, la mayoría perderá el trabajo.
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