Corría el año 2.009 cuando Eslovaquia entraba en la Unión Europea y un jovencísimo Barck Obama se convertía en el 44º presidente de los Estados Unidos de América (poco después recibiría el Premio Nobel por lo que pudiera hacer como presidente, pero eso es otra historia). Yo en recibía un encargo del que albergar cualquier duda podía suponer el final de tu carrera: mi principal cliente había decidido unificar muchos de los servicios que recibía en una multinacional americana con más de 200 años de experiencia y unos 50.000 trabajadores repartidos por todo el Mundo. Mi cliente hacía una apuesta que podría suponerle una gran ventaja si se confirmaban las estimaciones: más de 200 millones de presupuesto en el contrato con un ahorro de uno 12% el primer año, un 8% el segundo y un 2,5% los tres siguientes.
Hubo una persona que dudó en Alemania, el cual tuvo que buscar otro trabajo. Era una apuesta de riesgo y no querían grietas...y a mi me tocó implementarla en España. Busqué todo tipo de excusas para que fuera otro el que lo hiciera. Me planteaba varios conflictos:
- Era un proyecto ideado por la presidencia sin tener en cuenta las necesidades de fabricación ni de mantenimiento.
- Era un proyecto a un único proveedor, impuesto y seguro de que se llevaría el negocio.
- Era un proyecto cuyo proveedor no tenía experiencia trabajando con nosotros ni nosotros con ellos.
Fue un año de trabajo duro, convenciendo a gente de lo que ni yo tampoco estaba seguro, intentando minimizar el riesgo y asegurar el servicio dentro de lo que se podía. Tras un año de lucha a brazo partido, el 2.010 se dio luz verde y se puso en marcha definitivamente en 2.011.
Tras ese trabajo, pude dedicarme a otros proyectos y escuchar de lejos el ruido incesante de las frustraciones de la gente que veía un servicio mucho más precario que el que tenían a un coste no del todo claro. La empresa llevaba desde la limpieza, el mantenimiento del aire acondicionado, de las subestaciones eléctricas, del jardín...pasado el primer año, nadie cumplió las expectativas: ni mi cliente llegó a los 200 millones (a duras penas se llegaba a los cuatro millones) ni el proveedor conseguía los ahorros tan esperados (en muchos casos, había un clamoroso aumento de coste).
El papel del departamento de Compras había quedado en tela de juicio. El presidente que había tomado esta decisión se fue a otra empresa (un famoso fabricante de palas excavadoras inglés)...y así, tras la clamorosa eliminación de España del Mundial de Fútbol en Brasil y el aún por entender fracaso en el Mundial de Baloncesto de nuestra querida selección, me llegó un nuevo encargo: había que deshacer el camino andado y garantizar una transición adecuada del proveedor multiservicios actual a los proveedores que ofrezcan mejores condiciones...
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