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lunes, 3 de marzo de 2014

Comprador a falta de nada

La semana pasada acudía a una reunión en la que queríamos proponer la gestión vertical a una antigua promotora. Digo antigua porque realmente no promueve nada y básicamente gestiona todos aquellos inmuebles que le han quedado construidos y vacíos para poder sacarle algún provecho.
 
De los dos socios, uno claramente estaba en contra de contratarnos, ya que, como decía él, "al no tener nada que construir, nos dedicamos prácticamente a reducir los costes de nuestras viviendas y sacarles el mayor provecho". Además, no con poca ironía, decía "no me vas a ahorrar mucho en el IBI" (Impuesto sobre Bienes e Inmuebles).
 
Finalmente, los dos nos señalaban que habían desarrollado una serie de equipos que daban esos servicios que las comunidades requirern (limpieza, mantenimiento, etc.), por lo que nosotros poco íbamos a ahorrar en todo esto. Así pues, sólo les formulé una serie de preguntas:
¿A cuánto asciende el coste bruto que tienen y qué beneficio les supone?, ¿cuánto podrían ganar si optimizamos los servicios que ya tienen contratados?, ¿qué cuadrantes han desarrollado para evaluar los servicios que están dando?, ¿qué hacen cuando un trabajador suyo se pone enfermo?, ¿han valorado el riesgo de que las comunidades no quieran seguir con su servicio - no están obligadas - y no sólo tengan que despedir a su personal sino además empezar a pagar a otras empresas?
 
Ante esta cantidad de preguntas se dieron cuenta que quizá la opción de  ser un comprador a falta de algo mejor que hacer puede resultar caro. En cambio, dejar que esa parte de su negocio que, por otro lado, supone un cierto beneficio a la vez que un cierto riesgo, en manos de expertos puede suponer una mejora para su empresa.

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