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lunes, 23 de noviembre de 2015

Comunicación...¿con Compras?

En la era de la comunicación, cuando más medios y más fácil es comunicarnos, tanto peor nos comunicamos. Las empresas no están compuestas por procedimientos y anuncios, sino por personas; personas que, si no se comunican, el procedimiento sirve para justificar culpas más que para trabajar. ¿A alguien le suena esto?
Este fin de semana Comprador Asesor organizó un taller para mejorar precisamente eso, la comunicación y el trabajo en equipo para varias empresas. Nos sirvió además para compartir diferentes experiencias desde diferentes sectores y que, ¡¡casualidad!!, comparten problemas muy parecidos.
Como vemos en la foto, resulta curioso ver cómo sin nervios, con tiempo, con órdenes sencillas (se trataba de construir una estructura con seis piezas), las versiones eran tan variadas que rozaban lo imposible. Al principio todos miraron a la que daba las órdenes y no conseguían explicar por qué ella había construido algo tan distinto a lo que ellos habían hecho. Así pues, cambiamos también la que daba las órdenes y observamos que volvía a ocurrir. El comentario de ésta última fue genial cuando dijo "bueno, la base era obvio que tenía que ser...", ¿"obvio"?, ¿por qué?. Si esto ocurre cuando estamos en un momento sin prisas, ¿qué ocurre cuando hay presión y poco tiempo?, ¿cuánto cuesta a una empresa la falta de comunicación?


Empezamos a trabajar dos aspectos: la comunicación verbal (con presión y sin presión) y la comunicación no verbal, como se puede ver en el video anterior. Ésta última puede parecer una tontería cuando estamos hablando de coordinar varios departamentos, incluyendo a Compras, pero realmente es fundamental porque nos va a servir para conseguir que haya una mayor compenetración. Al final de la jornada, lo que en un principio era un grupo de personas, prácticamente perfectos desconocidos, eran un equipo potente y con ganas de seguir juntos. 

Veamos algunas diferencias:
  1. Al principio las decisiones se tomaban en base a una jerarquía. A medida que iba pasando el rato (fue un total de tres horas), las decisiones se basaban en la mejor opción para conseguir el objetivo y teniendo en cuenta los diferentes puntos de vista.
  2. Se hablaba menos, se decía más: al haber presión de tiempo, los mensajes tenían que ser para aportar algo sobre el objetivo, no opiniones superfluas o críticas.
  3. La comunicación era puramente constructiva, ya que la destructiva sólo nos alejaba del objetivo en plazo.
Al final de cada actividad había un momento para sacar conclusiones sobre lo experimentado (por eso llamamos a este tipo de actividad Taller Experiencial). Algunas conclusiones a las que llegamos fueron:
  • Lo importante no es lo que dices, sino lo que los demás entienden.
  • Los papeles en un proyecto no se pueden decidir por jerarquía, sino que debe ser la mejor opción para obtener el mejor resultado.
  • Un equipo se basa no en la exclusividad de los individuos, sino en la inclusividad de las personas.
  • Los diferentes enfoques siempre nos pueden llevar a soluciones imaginativas, pero en ningún momento debemos perder de vista el objetivo y el plazo.
  • Resultaba curioso ver cuando eres tú el que tiene que tomar las decisiones o cuando las tienes que recibir: la constante T, es decir, el tiempo que pasa desde que dabas la orden hasta que la persona que tenía que ejecutarla lo hacía (repasad el video con esta idea). Las personas que se situaban al principio del tren siempre creían que iban a darse contra algo y no hacían más que pensar si el de atrás tenía las ideas claras. El de la cola, que daba las órdenes, al principio lo hacía alegremente, pero después notaba la presión y la frustración cuando la orden llegaba tarde y se perdía demasiado tiempo...muy aplicable al ámbito laboral, especialmente porque intercambiamos mucho los papeles para que todos experimentaran ambas posiciones.


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