Translate

miércoles, 8 de abril de 2015

Rompiendo con lo tradicional

A estas alturas ya no nos duelen prendas a la hora de romper algunos prototipos. Hace poco un responsable de recursos humanos comentaba la facilidad de gestionar las compras (sí, no habéis leído mal). Decía que había leído no sé dónde que todos los gastos se concentran en un 20% de referencias o algo así. Lo único que había que hacer era concentrarse en ese 20% y "darle duro", amén de maltratar algunos proveedores. Me aconsejaba que hiciera lo mismo con el frigorífico, donde el 80% (corrijo así su error, porque no son todos los gastos) de mis gastos estaban en un 20% de productos y que debía ahorrar en ellas. 
Frigorífico Convencional
Vemos a la izquierda una foto de un frigorífico convencional (mi mujer me ha prohibido que diga que es el nuestro). En él vemos de todo: huevos, algo de alcohol, verdura, carne, pescado, etc. Tras un minucioso estudio y siguiendo los sabios consejos de nuestro director de recursos humanos, vemos que el 80% del coste de este almacén casero se encuentra en los siguientes productos: maquillaje femenino, medicinas y lácteos. Así pues, siguiendo el estudio de Pareto (aprovecho para ilustrar a este responsable desde mi humildad), creo que debería reducir en maquillaje y medicinas. 

Primero me reúno al proveedor de maquillaje, le canto las cuarenta y busco alternativas. Me las ofrece con una reducción de coste de compra considerable. Me dirijo así al usuario principal (y único) de dichos productos para compartir con ella mis hallazgos, con los que espero reducir nuestro inmovilizado. Su respuesta...digamos que no es muy positiva y me recuerda el riesgo que puede suponer para la buena comunicación de nuestra empresa que se sienta bien. Así pues, vamos al segundo paso: las medicinas tienen que bajar. La compra es económica, ya que todos los medicamentos son genéricos, así que vamos a estudiar su consumo y reducir el stock. Vuelvo al usuario jefe - que coincide que es el del maquillaje - y le comento mi nueva intentona con el fin de mejorar nuestra liquidez. Se señala la sien con el dedo índice y se pregunta si no debería ingresarme a mi en un centro psiquiátrico para mejorar el bienestar de nuestra empresa: las medicinas son de los niños y una rotura de stock supondría una parada seria en nuestra línea de producción, amén de las molestias de ir a una farmacia de guardia a altas horas de la noche, lloviendo (porque Murphie no falla) antes de un día con una cita importante a primera hora. El sobre coste no merece la pena.

¿Qué ha pasado?, ¿acaso Pareto se equivocó? Lo cierto es que el 80-20 se cumple, pero al final me veo negociando con el pobre frutero que me insiste que 4 Kg de naranjas a 1 € está muy bien. 

Bromas a parte, Pareto era un sociólogo y su teoría se puede aplicar a nivel administrativo, si bien las compras, como el ejemplo casero totalmente inventado ha señalado, funcionan con otras reglas. La calidad - el caso del maquillaje - o el riesgo - en el caso de las medicinas - son conceptos que Pareto no tuvo en cuenta porque seguramente nunca creyó que se utilizaría su teoría para gestionar las compras. Además, hay otros conceptos tales como nuestra capacidad de negociar, nuestra situación en el mercado, etc. que nunca se tienen en cuenta en este tipo de análisis.

Espero que este ejemplo, además de ser una forma sencilla de ilustrar algo más complicado, sirva para entender por qué las empresas han abandonado este modelo en la gestión de compras desde hace treinta años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.