Cada departamento de la empresa entiende por riesgo
de una forma diferente. Así, para producción el riesgo puede significar una
parada, para logística puede ser una rotura de stock, etc. Para Compras, el
riesgo suele significar la falta de calidad o bien la falta de suministro. Esta
visión tan simplista hace que, a la hora de gestionar el riesgo, muchos
manuales den como solución única un contrato, unas cláusulas donde las
penalizaciones queden correctamente estipuladas, etc. Como hemos señalado, es
una visión muy sesgada.
El
riesgo en Compras se compone de tres aspectos bien diferenciados:
- El mercado:
debemos preguntarnos cuántos proveedores tenemos en el mercado. Hay multitud de
situaciones, como por ejemplo:
Ø
Hay pocos, por
lo que o bien estamos en sus manos y quizá debamos buscar productos
alternativos o bien también podemos estar ante un oligopolio, por lo que
tenemos que poner en marcha medidas para reducir el consumo. Cuando se trata de
mercados en manos de pocos actores, debemos siempre tener preparadas medidas de
contingencia por si estos nos fallan o bien aplican subidas de precio
desmesuradas.
Ø
Nos podemos
encontrar ante una situación en la que hay muchísimos proveedores y cambiar de
producto no sólo es fácil sino que además requiere poco tiempo en investigación
y comprobación de calidad, con lo que podemos explotar nuestra ventaja para
conseguir mejores precios. En cuanto al riesgo, en este caso es bajo y los
contratos pueden ser más laxos, más a corto plazo (un año, por ejemplo).
Ø
Puede que
estemos en una situación intermedia, si bien los proveedores se encuentran
geográficamente en una zona de poca estabilidad, con lo que hay que buscar
productos alternativos o bien intentar controlar al máximo el proceso.
- Funcionamiento: donde nos tenemos que preguntar hasta qué punto
es crítico el producto para la calidad de nuestro servicio. También en este
caso nos encontramos ante una amalgama de tonalidades que no caben en una tabla
Excel:
Ø
Es un
producto directo (está presente en el producto final nuestro), si bien es (o
no) fácil de sustituir (ahí volvemos al paso anterior).
Ø
Es un
producto indirecto, que no representa nada de cara a nuestro producto final, si
bien puede afectar directamente a la producción.
Ø
Es un
producto indirecto y no puede afectar a nuestra producción.
Dependiendo de cada situación
en combinación con el mercado, debemos establecer una política de contención y
unas prioridades. La definición del producto será más o menos exacta,
emplearemos más tiempo en redefinir el producto o bien en buscar
alternativas…se abre de nuevo ante nosotros un mundo a madurar.
- Complejidad: otro aspecto que debemos tener en cuenta a la
hora de medir el riesgo es hasta qué punto el producto está hecho para
nosotros. Cuando tratamos de productos standard en el mercado, la sustitución
es muchísimo más rápida y fiable que cuando tratamos de productos o soluciones
hechas para nosotros. Una de mis primeras experiencias fue comprando motores de
repuesto para una planta de automoción. Tomamos las placas y fuimos a la
fábrica. Absolutamente ningún motor coincidía con lo que teníamos porque las
cotas habían sido modificadas (el eje estaba a una altura diferente, etc.). Esto
nos llevó a más de una situación de posible parada de línea, ya que teníamos
que hacer modificaciones en los motores antes de meterlos en el almacén. En la
medida de lo posible, Compras debe intentar buscar soluciones standard o bien
que tengan un grado de complejidad suficientemente bajo como para poder
sustituirlos con la mayor facilidad y menor tiempo posible.
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